Nota vinculada
por Julieta Palazzesi
Un loco no tan
loco
Un banco de plaza,
un olivo, encuentros de vecinos en el barrio Abasto. El Roña, un campeón. Un
Loco que busca recuperar el sentido colectivo de la vereda, del encuentro en la
calle. Fútbol solidario, palomas y un descanso peatonal en la esquina de los
sueños.
El Loco Macri
tiene 52 años y hace 32 que trabaja junto a su padre, en la droguería de
Cerrito y Corrientes. Miguel, el de muchos tatuajes y algunos pelos largos es
quien pensó esta idea de instalar un banco para la esquina. Lleva acumulada
tantas artesanales pulseritas como experiencia de trabajo social en algunos
barrios. No se calla nada y a su vez sabe escuchar y observar cada rincón del
alma que los vecinos dejan traslucir al pasar.
El loco Macri en
realidad vive en Saladillo, donde se dedica, hasta el día de hoy, a los pibes
del Club San Roque. Sigue sosteniendo que el fútbol necesita volver a ser un
deporte y para eso los técnicos deberían ser más educadores que estrellados
dirigentes de televisión.
“En Cerrito y Corrientes, donde tenemos el negocio, tenía mi cuerpo pero no mi mente; y ahora me di cuenta que el negocio necesitaba de todo mi ser. Es ahí donde empecé a anotar y a escuchar cosas del barrio”, dijo Miguel sobre cómo surgió la idea de crear el espacio. “Este año tomé coraje, porque no me animaba a dejar la pasión futbolera, pero creo que la canalice en la esquina, dando charlas”, agregó.
“Creo que mi reacción tiene que ver con los valores que a uno le han inculcado en la familia y que a su vez trato de trasladar a mis hijos”, dijo refiriéndose que en la actualidad los valores están pero hay que ponerlos en evidencia, y la placita que creó lo demuestra.”Es pensar, también, en ese espacio que el pibe o piba necesita: una esquina buena y no una esquina mala”, añadió.
“En Cerrito y Corrientes, donde tenemos el negocio, tenía mi cuerpo pero no mi mente; y ahora me di cuenta que el negocio necesitaba de todo mi ser. Es ahí donde empecé a anotar y a escuchar cosas del barrio”, dijo Miguel sobre cómo surgió la idea de crear el espacio. “Este año tomé coraje, porque no me animaba a dejar la pasión futbolera, pero creo que la canalice en la esquina, dando charlas”, agregó.
“Creo que mi reacción tiene que ver con los valores que a uno le han inculcado en la familia y que a su vez trato de trasladar a mis hijos”, dijo refiriéndose que en la actualidad los valores están pero hay que ponerlos en evidencia, y la placita que creó lo demuestra.”Es pensar, también, en ese espacio que el pibe o piba necesita: una esquina buena y no una esquina mala”, añadió.
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